Importaciones en alza a pesar de la escasez de divisas; exportaciones en declive incluso con el apoyo del “dólar soja”.
En mayo, el déficit de la balanza comercial de Argentina se ha mantenido por tercer mes consecutivo, lo que resalta la compleja situación económica del país. Se plantea el dilema de priorizar el nivel de actividad económica o preservar las reservas del Banco Central. A pesar de la escasez de dólares, las importaciones han experimentado un marcado aumento para abastecer a la industria con insumos.
Todos los rubros de importación han registrado incrementos respecto al mes anterior, incluyendo bienes de capital y piezas y accesorios, que también presentan una variación positiva en comparación con el año pasado.
En mayo, las importaciones ascendieron a u$s7.357 millones, superando ampliamente el promedio de u$s5.814 millones del primer cuatrimestre. Es necesario remontarse hasta agosto del año pasado, en pleno récord de importación de gas, para encontrar una cifra más alta.
Un dato relevante es que si se excluye el rubro de energía de las importaciones de mayo, la cifra interanual muestra un crecimiento en lugar de una caída, teniendo en cuenta que mayo del año anterior ya había sido un récord.
La energía sigue siendo un factor clave en el análisis del saldo comercial y la escasez de divisas que afecta la economía argentina. Aunque las compras de energía representaron un 13,5% del total en mayo, se comparan con un inusual 20% del año anterior debido a la crisis de falta de gas y los precios afectados por la guerra en Ucrania.
El Gobierno espera que el peso de los combustibles en las importaciones se modere en las próximas mediciones gracias a compras anticipadas de gas y el avance en el gasoducto Kirchner, que podría reducir en u$s1.700 millones la cuenta de importación de energía.
El ministro de economía, Sergio Massa, cuenta con el ahorro en compras de gas para mejorar la balanza comercial. Aunque los cálculos originales indicaban un ahorro de u$s2.500 millones en el año, debido a los tiempos de funcionamiento del gasoducto, se espera que el ahorro sea de u$s4.000 millones el próximo año.
El superávit de balanza comercial es una expectativa optimista para el primer año del próximo gobierno, pero en el corto plazo, se espera un saldo mínimo de u$s650 millones para 2023. La economía muestra signos mixtos, con meses de crecimiento y otros de freno, lo que ha generado preocupaciones sobre una posible recesión.
En el caso de las exportaciones, a pesar de la crisis climática que redujo significativamente la cosecha de soja, las ventas han disminuido incluso con el estímulo del “dólar soja”. Aunque se aplicó un dólar preferencial para incentivar las exportaciones, los resultados han sido desalentadores, con una caída del 37,2% en productos primarios y un retroceso del 29% en manufacturas de origen agropecuario.
La perspectiva para el resto del año es incierta, y se especula sobre una posible cuarta edición del “dólar soja” para impulsar las exportaciones restantes almacenadas en los silobolsas. Sin embargo, los expertos del mercado agrícola son escépticos sobre los resultados positivos de un nuevo esquema exportador debido a los efectos secundarios y el costo financiero que implica.
En resumen, la balanza comercial de mayo refleja la compleja encrucijada económica que enfrenta Argentina. La prioridad de mantener un flujo importador para la industria se contrasta con la disminución en las exportaciones, lo que genera preocupaciones sobre una posible recesión en el horizonte.